Los planteos y análisis realizados en esta historieta que nació hace 43 años y que se despedía hace 34 con esta frase, en la voz de su personaje principal: "Dice el director que bueno, que a partir de hoy podemos darle un descanso a los lectores, pero que si alguno de nosotros se mudare, trasladare y/o apareciere en otra revista y/o diario, él a patadas nos agarrare"; continúan tan vigentes como entonces. Lo que me lleva a pensar que, "el mundo no ha cambiado nada".
El texto a continuación forma parte del archivo del sitio "todo historietas".
Los orígenes y la historia de Mafalda
(Parte del material fue extractado de la revista "Viva" y del diario La Nación)
Todas las ilustraciones y personajes son propiedad de Joaquín Salvador Lavado (Quino).
El 29 de Setiembre de 1964 apareció por primera vez una tira de Mafalda. Su autor, Joaquín Salvador Lavado (Quino), no sospechaba entonces que las reflexiones puestas en boca de este personaje serían traducidas a 26 idiomas (desde el japonés, italiano y portugués, hasta el griego, francés y holandés), y que sus libros venderían, sólo en Argentina, 20 millones de ejemplares. Aunque pasó tanto tiempo desde aquella historieta inicial (y también desde que Quino la dibujó por última vez), el personaje sigue tan vigente como entonces. Los diez únicos libros de la serie continúan reimprimiéndose una y otra vez en todo el mundo.
La primera aparicion pública de Mafalda tuvo lugar en la revista "Primera Plana". En su caso, la partera no dijo macho: el flamante personaje que con los años se transformaría en un estandarte de lucha por la igualdad social -en tiempos en que la liberación femenina aún estaba en pañales-, llevaba sus polleras bien puestas.
Quino, el creador de Mafalda, dice hoy día: "-¿Por qué mujer? No lo sé. Al principio uno no se detiene a pensar en esas cosas?-". El dibujante tampoco se había puesto a pensar, tres décadas atrás, que las ideas de esta niña tan ingeniosa como irreverente, tan reflexiva como contestataria, iban a recorrer el mundo. Mucho menos que aunque la URSS haya desaparecido, lo mismo que Los Beatles y la guerra de Vietnam, el mensaje de Mafalda seguiría manteniendo la misma dosis de genialidad y, sobre todo, de actualidad. No sospechó que un día el escritor Julio Cortázar llegaría a decir: "No tiene importancia lo que yo pienso de Mafalda, lo importante es lo que Mafalda piensa de mí".
Quino jamás imaginó que ese ser diminuto y genial, con una inteligencia y sagacidad inmune a los razonamientos adultos y apenas rodeada de un apropiado universo infantil, elevaría la historieta a la categoría de "cuentos morales".
Con una exacta dosis de simpleza y profundidad, Mafalda se convirtió en el personaje de historieta que más significa hoy para los argentinos. Para Quino (dueño de una genuina modestia), todo empezó por casualidad y sin que él se propusiera ninguna grandeza. Quino contó que: "En realidad Mafalda iba a ser una historieta para promocionar una nueva línea de electrodomésticos llamada Mansfield. La agencia Agnes Publicidad le encargó el trabajo a Miguel Brascó, pero como él tenía otros compromisos, me lo pasó a mí. Esto fue en 1963. Pero la campaña nunca se hizo y las ocho tiras que dibujé quedaron guardadas en un cajón. Hasta que al año siguiente Julián Delgado, secretario de redacción de "Primera Plana", me pidió una historieta. Entonces rescaté esas tiras y bueno, ahí empezó todo."
Esta anécdota, que Quino contó muchas veces, tiene algunos detalles poco conocidos. Por ejemplo, el nombre del empleado de la agencia que le encargó la tira: el actor Norman Briski. "En aquel momento ese nombre me quedó grabado -recuerda hoy Brascó-, porque era una mezcla de mi apellido con el del dibujante Oski. Cuando me llamó, esta coincidencia me resultó graciosa y fui a la agencia a ver de qué se trataba. Querían una familia con padre, madre y dos hijos: un típico contexto para que aparecieran los productos. Lo que necesitaban no tenía nada que ver con lo que yo normalmente hacía, así que le derivé el trabajo a Quino, que en ese momento trabajaba conmigo".
En cuanto al exótico nombre de Mafalda, el nombre surgió de la versión cinematográfica de la novela "Dar la cara", de David Viñas. En una escena de esa película aparece un bebé dentro de un moisés que se llama así, y Quino adoptó el nombre.
Es de hacer notar que, a lo largo de la serie, el dibujo de Mafalda fue cambiando (y evolucionando), tal como lo mostramos a continuación:
LA DESPEDIDA DE MAFALDA:
Hace más de 30 años, Quino dejó de dibujarla. El 25 de junio de 1973, hace más de tres décadas, apareció Mafalda por última vez en una tira. Los cuadritos finales de la historieta fueron publicados en el semanario Siete Días (antes habitó las páginas de otra revista, Primera Plana, y luego las del diario El Mundo).
Puede decirse que ése fue el final oficial de la saga de la nena -ferviente antisopa- y sus amigos, ya que si después hubo otras apariciones, fueron discontinuas, para campañas de bien público o como un regalo personal que su creador, Quino, eventualmente entrega a sus amigos. Eso no quita que desde aquella fecha numerosas publicaciones sigan reproduciendo a Mafalda en muchos países. Además, sus temas más recurrentes (los abusos de poder, las injusticias sociales, el autoritarismo), siguen vigentes en los trazos de su autor, Quino, en casi todos sus chistes posteriores.
Quino fue preparando el terreno de la despedida así: en el número del 18 de junio de 1973, la chismosa Susanita contaba al lector: "Ustedes no digan nada que yo les dije, pero parece que por el preciso y exacto lapso de un tiempito los lectores que estén hartos de nosotros van a poder gozar de nuestra grata ausencia dentro de muy poco". El remate llegaría una semana después; esa tira final no tenía cuadros, todo el espacio lo ocupaban Mafalda y su pandilla, a excepción de Susanita. Tomaba la palabra Mafalda: "Dice el director que bueno, que a partir de hoy podemos darle un descanso a los lectores, pero que si alguno de nosotros se mudare, trasladare y/o apareciere en otra revista y/o diario, él a patadas nos agarrare".
También ese día salió publicado el que podría ser el testamento intelectual de Mafalda: dormida, sonriente, sueña con que el mundo está cubierto por una manifestación. En el sueño, se le aparece Susanita para decirle: Tarada, ¿tenés pesadillas y encima te reís?
Es el mismo Quino quien da los motivos para la conclusión de la tira: "Me costaba mucho esfuerzo no repetirme, sufría con cada entrega. Cuando uno tapa el último cuadrito de una historieta y ya sabe cuál va a ser el final es porque la cosa no va. Y por respeto los lectores y a mis personajes y por mi manera de sentir el trabajo decidí no hacerla más y seguir con el humor que nunca dejé de hacer."
A diferencia de otros colegas suyos, como Schulz (creador de los Peanuts), que han hecho perdurar las tiras apoyándose en un equipo de guionistas y dibujantes, Quino se resistió siempre a perder el contacto personal con su creación. Jamás quiso adoptar esta modalidad de trabajo por considerarla no adecuada a su estilo, así como tampoco nunca ha utilizado un mecanismo particular de trabajo. Antes que nadie lo pudiera percibir, Quino supo que Mafalda había cumplido su cometido.
MAFALDA DESPUES DE LA ULTIMA TIRA
Mafalda sigue dando que hablar en los años posteriores a la publicación de la última tira publicada por Quino (en Junio de 1973). Por ejemplo, en 1977, a pedido de UNICEF, Quino ilustra con Mafalda y los personajes de su tira la Edición Internacional de la campaña mundial de la Declaración de los Derechos del Niño. En 1982 el Salón internacional de Humorismo de Montreal (Canadá) elige por votación entre colegas de todo el mundo a Quino como el "cartoonist" del año. En 1983, en el Salón del Libro de París, se hace una exposición completa sobre Mafalda, junto con Manolito, para una campaña de la Liga Argentina para la Higiene Dental. El año 1987 marca un hito en la historia de Mafalda: Quino vuelve a dibujar una "tira" completa con el personaje, a pedido de Joan Manuel Serrat, para su disco sobre poemas de Mario Benedetti, El Sur también existe, que, por distintas razones, finalmente no se utiliza.
El 17 de abril de 1987, después del fallido golpe de estado contra el gobierno de Alfonsín, Quino dibuja a Mafalda diciendo: "¡Sí a la democracia! ¡Sí a la justicia! ¡Sí a la libertad! ¡Sí a la vida!". En 1988 vuelve a dibujar a Mafalda junto a Libertad, para un cartel del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina, en conmemoración del Día Universal de los Derechos Humanos. En este mismo año, el 3° Salón Internacional del Comic de Erlangen otorga a Mafalda el gran premio "Max und Moritz". A su vez, el 26 de octubre de 1988, el Intendente de la ciudad de Buenos Aires, y su Secretario de Cultura, elevan al Consejo Deliberante un proyecto para que Mafalda sea declarada "ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires", el cual no prosperó. En 1989 aparece Mafalda Inédita. En 1992, se realiza en Madrid una gran exposición de 1200 m2, titulada "El Mundo de Mafalda", organizada por la Sociedad Estatal Quinto Centenario, que también publica un libro con el mismo título. En 1994, en Italia, se celebran los treinta años de Mafalda con una reunión en el Circolo della Stampa.
En la Argentina, en 1995, Mafalda es utilizada como "cara" de la campaña de los ciclos del Teatro Colón para los chicos titulados "Vamos a la Ópera" y "Vamos al Ballet".
El 28 de noviembre de 1995 se inaugura en el barrio de Colegiales (en Buenos Aires) la "Plaza Mafalda", la cual sería remozada casi totalmente unos 10 años después.
El texto a continuación forma parte del archivo del sitio "todo historietas".
Los orígenes y la historia de Mafalda
(Parte del material fue extractado de la revista "Viva" y del diario La Nación)
Todas las ilustraciones y personajes son propiedad de Joaquín Salvador Lavado (Quino).
El 29 de Setiembre de 1964 apareció por primera vez una tira de Mafalda. Su autor, Joaquín Salvador Lavado (Quino), no sospechaba entonces que las reflexiones puestas en boca de este personaje serían traducidas a 26 idiomas (desde el japonés, italiano y portugués, hasta el griego, francés y holandés), y que sus libros venderían, sólo en Argentina, 20 millones de ejemplares. Aunque pasó tanto tiempo desde aquella historieta inicial (y también desde que Quino la dibujó por última vez), el personaje sigue tan vigente como entonces. Los diez únicos libros de la serie continúan reimprimiéndose una y otra vez en todo el mundo.
La primera aparicion pública de Mafalda tuvo lugar en la revista "Primera Plana". En su caso, la partera no dijo macho: el flamante personaje que con los años se transformaría en un estandarte de lucha por la igualdad social -en tiempos en que la liberación femenina aún estaba en pañales-, llevaba sus polleras bien puestas.
Quino, el creador de Mafalda, dice hoy día: "-¿Por qué mujer? No lo sé. Al principio uno no se detiene a pensar en esas cosas?-". El dibujante tampoco se había puesto a pensar, tres décadas atrás, que las ideas de esta niña tan ingeniosa como irreverente, tan reflexiva como contestataria, iban a recorrer el mundo. Mucho menos que aunque la URSS haya desaparecido, lo mismo que Los Beatles y la guerra de Vietnam, el mensaje de Mafalda seguiría manteniendo la misma dosis de genialidad y, sobre todo, de actualidad. No sospechó que un día el escritor Julio Cortázar llegaría a decir: "No tiene importancia lo que yo pienso de Mafalda, lo importante es lo que Mafalda piensa de mí".
Quino jamás imaginó que ese ser diminuto y genial, con una inteligencia y sagacidad inmune a los razonamientos adultos y apenas rodeada de un apropiado universo infantil, elevaría la historieta a la categoría de "cuentos morales".
Con una exacta dosis de simpleza y profundidad, Mafalda se convirtió en el personaje de historieta que más significa hoy para los argentinos. Para Quino (dueño de una genuina modestia), todo empezó por casualidad y sin que él se propusiera ninguna grandeza. Quino contó que: "En realidad Mafalda iba a ser una historieta para promocionar una nueva línea de electrodomésticos llamada Mansfield. La agencia Agnes Publicidad le encargó el trabajo a Miguel Brascó, pero como él tenía otros compromisos, me lo pasó a mí. Esto fue en 1963. Pero la campaña nunca se hizo y las ocho tiras que dibujé quedaron guardadas en un cajón. Hasta que al año siguiente Julián Delgado, secretario de redacción de "Primera Plana", me pidió una historieta. Entonces rescaté esas tiras y bueno, ahí empezó todo."
Esta anécdota, que Quino contó muchas veces, tiene algunos detalles poco conocidos. Por ejemplo, el nombre del empleado de la agencia que le encargó la tira: el actor Norman Briski. "En aquel momento ese nombre me quedó grabado -recuerda hoy Brascó-, porque era una mezcla de mi apellido con el del dibujante Oski. Cuando me llamó, esta coincidencia me resultó graciosa y fui a la agencia a ver de qué se trataba. Querían una familia con padre, madre y dos hijos: un típico contexto para que aparecieran los productos. Lo que necesitaban no tenía nada que ver con lo que yo normalmente hacía, así que le derivé el trabajo a Quino, que en ese momento trabajaba conmigo".
En cuanto al exótico nombre de Mafalda, el nombre surgió de la versión cinematográfica de la novela "Dar la cara", de David Viñas. En una escena de esa película aparece un bebé dentro de un moisés que se llama así, y Quino adoptó el nombre.
Es de hacer notar que, a lo largo de la serie, el dibujo de Mafalda fue cambiando (y evolucionando), tal como lo mostramos a continuación:
LA DESPEDIDA DE MAFALDA:
Hace más de 30 años, Quino dejó de dibujarla. El 25 de junio de 1973, hace más de tres décadas, apareció Mafalda por última vez en una tira. Los cuadritos finales de la historieta fueron publicados en el semanario Siete Días (antes habitó las páginas de otra revista, Primera Plana, y luego las del diario El Mundo).
Puede decirse que ése fue el final oficial de la saga de la nena -ferviente antisopa- y sus amigos, ya que si después hubo otras apariciones, fueron discontinuas, para campañas de bien público o como un regalo personal que su creador, Quino, eventualmente entrega a sus amigos. Eso no quita que desde aquella fecha numerosas publicaciones sigan reproduciendo a Mafalda en muchos países. Además, sus temas más recurrentes (los abusos de poder, las injusticias sociales, el autoritarismo), siguen vigentes en los trazos de su autor, Quino, en casi todos sus chistes posteriores.
Quino fue preparando el terreno de la despedida así: en el número del 18 de junio de 1973, la chismosa Susanita contaba al lector: "Ustedes no digan nada que yo les dije, pero parece que por el preciso y exacto lapso de un tiempito los lectores que estén hartos de nosotros van a poder gozar de nuestra grata ausencia dentro de muy poco". El remate llegaría una semana después; esa tira final no tenía cuadros, todo el espacio lo ocupaban Mafalda y su pandilla, a excepción de Susanita. Tomaba la palabra Mafalda: "Dice el director que bueno, que a partir de hoy podemos darle un descanso a los lectores, pero que si alguno de nosotros se mudare, trasladare y/o apareciere en otra revista y/o diario, él a patadas nos agarrare".
También ese día salió publicado el que podría ser el testamento intelectual de Mafalda: dormida, sonriente, sueña con que el mundo está cubierto por una manifestación. En el sueño, se le aparece Susanita para decirle: Tarada, ¿tenés pesadillas y encima te reís?
Es el mismo Quino quien da los motivos para la conclusión de la tira: "Me costaba mucho esfuerzo no repetirme, sufría con cada entrega. Cuando uno tapa el último cuadrito de una historieta y ya sabe cuál va a ser el final es porque la cosa no va. Y por respeto los lectores y a mis personajes y por mi manera de sentir el trabajo decidí no hacerla más y seguir con el humor que nunca dejé de hacer."
A diferencia de otros colegas suyos, como Schulz (creador de los Peanuts), que han hecho perdurar las tiras apoyándose en un equipo de guionistas y dibujantes, Quino se resistió siempre a perder el contacto personal con su creación. Jamás quiso adoptar esta modalidad de trabajo por considerarla no adecuada a su estilo, así como tampoco nunca ha utilizado un mecanismo particular de trabajo. Antes que nadie lo pudiera percibir, Quino supo que Mafalda había cumplido su cometido.
MAFALDA DESPUES DE LA ULTIMA TIRA
Mafalda sigue dando que hablar en los años posteriores a la publicación de la última tira publicada por Quino (en Junio de 1973). Por ejemplo, en 1977, a pedido de UNICEF, Quino ilustra con Mafalda y los personajes de su tira la Edición Internacional de la campaña mundial de la Declaración de los Derechos del Niño. En 1982 el Salón internacional de Humorismo de Montreal (Canadá) elige por votación entre colegas de todo el mundo a Quino como el "cartoonist" del año. En 1983, en el Salón del Libro de París, se hace una exposición completa sobre Mafalda, junto con Manolito, para una campaña de la Liga Argentina para la Higiene Dental. El año 1987 marca un hito en la historia de Mafalda: Quino vuelve a dibujar una "tira" completa con el personaje, a pedido de Joan Manuel Serrat, para su disco sobre poemas de Mario Benedetti, El Sur también existe, que, por distintas razones, finalmente no se utiliza.
El 17 de abril de 1987, después del fallido golpe de estado contra el gobierno de Alfonsín, Quino dibuja a Mafalda diciendo: "¡Sí a la democracia! ¡Sí a la justicia! ¡Sí a la libertad! ¡Sí a la vida!". En 1988 vuelve a dibujar a Mafalda junto a Libertad, para un cartel del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina, en conmemoración del Día Universal de los Derechos Humanos. En este mismo año, el 3° Salón Internacional del Comic de Erlangen otorga a Mafalda el gran premio "Max und Moritz". A su vez, el 26 de octubre de 1988, el Intendente de la ciudad de Buenos Aires, y su Secretario de Cultura, elevan al Consejo Deliberante un proyecto para que Mafalda sea declarada "ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires", el cual no prosperó. En 1989 aparece Mafalda Inédita. En 1992, se realiza en Madrid una gran exposición de 1200 m2, titulada "El Mundo de Mafalda", organizada por la Sociedad Estatal Quinto Centenario, que también publica un libro con el mismo título. En 1994, en Italia, se celebran los treinta años de Mafalda con una reunión en el Circolo della Stampa.
En la Argentina, en 1995, Mafalda es utilizada como "cara" de la campaña de los ciclos del Teatro Colón para los chicos titulados "Vamos a la Ópera" y "Vamos al Ballet".
El 28 de noviembre de 1995 se inaugura en el barrio de Colegiales (en Buenos Aires) la "Plaza Mafalda", la cual sería remozada casi totalmente unos 10 años después.
1 comentarios:
Los textos son tan ricos y tan ciertos que seguiran con nosotros por mucho tiempo,
...todo sigue igual...todo sigue igual que ayer, lalarala....
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