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Robots con conciencia emocional


Los adelantos tecnológicos -en el terreno de la robótica- han llegado a un punto tal, que pareciese que la visión de un futuro en convivencia con androides, no es tan sólo la obra de la imaginación literaria de algún escritor o cineasta, y sin duda ello pueda llevarnos a planteamientos éticos, morales o existencialistas.

Les dejo dos artículos; el primero hace referencia a "un proyecto nuevo financiado por la UE, la cual se propone diseñar robots dotados de conciencia emocional que sean capaces de interactuar con humanos en contextos cotidianos y de desarrollarse emocionalmente en respuesta a las necesidades del dueño".

El segundo artículo fue escrito por Eisenhorn -al menos esa es la firma al pie del mismo- quién hace un análisis de las películas de Mamoru Oshii, Ghost in the shell, verdaderas obras maestras del género del anime.

Un proyecto de la UE desarrollará robots dotados de conciencia emocional

05 Mar 2007, 20:35 | Fuente: CORDIS

La iniciativa FEELIX GROWING (acrónimo inglés de "Sentir, interactuar y expresar: una aproximación global al desarrollo con una base interdisciplinaria") cuenta con socios de campos tan diversos como la psicología comparativa y del desarrollo, la neuroimaginería, la etología y la robótica. Está financiada por medio del área temática de tecnologías de la sociedad de la información del Sexto Programa Marco. Su presupuesto es de 2,5 millones de euros y su duración de tres años y medio.

Los robots tienen el potencial de ofrecernos muchos servicios importantes: compañía, cuidados, entretenimiento, seguimiento de pacientes y apoyo terapéutico. No obstante, para que los robots puedan incorporarse plenamente a la vida cotidiana de los seres humanos, tendrán que ser capaces de adaptarse a su entorno.

"Para que los robots puedan vivir con personas, en lugar de que se lo enseñemos todo, tendrán que desarrollarse relacionándose con sus usuarios humanos, para que puedan crecer a la par con ellos", explica Lola Cañamero, de la Facultad de Informática de la Universidad de Hertfordshire, que coordina el proyecto. "Por ejemplo, si el humano rompe a llorar, el robot aprenderá gradualmente si es mejor intentar consolarle o dejarle en paz."

Los robots desarrollados por el proyecto se valdrán de cámaras y sensores diseñados para detectar diversos parámetros, como el calor, el tacto y la distancia para captar los indicios no verbales que informan del estado emocional de cada persona. Por ejemplo, un aspecto que recibirá atención especial es cómo se mueven las personas.

"El modo de andar dice mucho acerca del estado emocional", dijo la profesora Cañamero a CORDIS Noticias. Otros indicadores del estado emocional son el tono de la voz y, como es obvio, las expresiones faciales, si bien hacer que los robots reconozcan esto último resulta extremadamente difícil. "La luz tiene que ser estable y hay que colocar marcas alrededor de la boca y los ojos de la persona", explica la profesora Cañamero.

A pesar de que los robots no serán capaces de sentir emociones igual que los humanos, sí que estarán equipados con mecanismos que les permitirán dar la impresión de expresar emociones como respuesta al comportamiento de su propietario.

Los robots desarrollarán su conducta a partir de las respuestas de los humanos con quienes pasen más tiempo. Además, serán capaces de distinguir a personas diferentes, por ejemplo a los diversos miembros de una familia, y de aprender a responder adecuadamente a sus diversos caracteres.

Sin embargo, al mismo tiempo que los robots tendrán que aprender a relacionarse con las personas, éstas tendrán que acostumbrarse a tener cerca un robot, aprender a comunicarse con éste y ser conscientes de sus limitaciones. La profesora Cañamero sabe por experiencia propia que las personas adaptan su comportamiento al robot de forma automática. Por ejemplo, las personas aprenden rápido a caminar a una velocidad que permita a los robots seguirlas y a ayudarlos a sortear obstáculos. Con respecto a la predisposición de las personas a aceptar la incorporación de los robots en su vida, la profesora Cañamero señala que es una cuestión cultural, principalmente.

"En algunos países los robots ya forman parte de lo cotidiano", afirma. "En Japón, incluso los ancianos ven los robots como una cosa normal." En ese país los robots ya se emplean con fines terapéuticos en centros de atención a ancianos, donde los huéspedes se relacionan con los robots de modo distinto a como lo harían con un animal.

En Europa los jóvenes están más dispuestos a aceptar a los robots, mientras que las personas mayores se muestran más escépticas, si bien Cañamero opina que esa situación puede cambiar. "Lo que ya está cambiando es el miedo a que los robots nos sustituyan", asegura. "Cada vez son más quienes los consideran herramientas que pueden trabajar junto a nosotros y en beneficio nuestro."

Precisamente, la comprensión de esas diferencias culturales a la hora de aceptar los robots es un componente importante del proyecto. Con ese fin, los socios de FEELIX GROWING colaborarán estrechamente con científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE.UU.) y del Laboratorio de Investigación de las Comunicaciones, de Japón.

De ahora hasta la finalización del proyecto, en mayo de 2010, sus socios confían en contar con dos prototipos de robots capaces de trabajar en el hogar y en centros de salud.

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Ghost in the shell

Análisis de Ghost in the shell, por Eisenhorn:

Sinopsis: Año 2032. La sociedad se encuentra totalmente computerizada y la línea que separa a los humanos de las máquinas se ha difuminado hasta hacerse prácticamente indistinguible. Tras la desaparición de la Mayor Motoko Kusanagi, Batou, detective cyborg de la Sección 9 de Seguridad Pública, investiga una serie de homicidios cometidos por prototipos de androides diseñados para el sexo. Lo que comienza como la búsqueda de un asesino, acaba convirtiéndose en la lucha desesperada de un hombre por aferrarse a lo que le queda de humanidad. Lo único que conserva el cibernetizado Batou de su humanidad es el cerebro y el recuerdo de una mujer. De algún modo, está seguro de que ella continúa viva en algún lugar de la inmensidad de la Red.

Análisis: Hay mucho que decir acerca de la obsesión del pueblo japonés por los muñecos, desde la fiesta tradicional del hina Matsuri , donde las familias sacan figuras ornamentales en procesión para asegurar el bienestar de sus hijas, a las asombrosas ventas de la última mascota cibernética de sony el perro AIBO.
El país del sol naciente parece obsesionado con reproducir el mundo real dejando aparte sus complejidades mas pedestres, al punto que se puede decir que las Geishas no son sino otra cosa que autenticas muñecas vivientes, incluso salieron noticias de un diseñador que había construido un androide femenino que imitaba los movimientos del pecho al respirar, parecería que la visión de Oshii del futuro no esta tan alejada de la realidad.
Innocence está repleta de muñecas, su uso en el cine de animación, levanta algunas cuestiones interesantes a propósito de los distintos estratos que separan el mundo de la simulación de la realidad. En un sentido estricto, una muñeca, no es mas que una burda representación de la figura humana, así resulta una abstracción de su modelo real, del mismo modo una película de animación no es sino una abstracción de una película de acción real.
En ambas subsiste el dilema del delicado equilibrio entre la representación realista de un objeto, y la eliminación de sus detalles más anodinos o redundantes.
Aunque el uso de una misma palabra japonesa “ningyo” sirve para referirse tanto a muñecos como a marionetas, conviene resaltar la distinción entre ambas, máxime cuando en la primera parte de Ghost In the Shell, se centraba en un personaje llamado “el maestro de las marionetas”, el objetivo del titiritero es emular lo que percibimos como emociones humanas a traves del dialogo y el movimiento, una alternativa al titiritero seria el “animador” que expresa perfectamente las similitudes entre los dos oficios. La palabra “animación”, del latín Anima, implica insuflar alma a un objeto inerte. En los guiñoles occidentales, siempre queda claro que la marioneta es una extensión del cuerpo del titiritero, sin el solo seria un amasijo inerte de telas, cuerdas, y maderas. Aunque se presenta claramente como una ilusión nos la creemos convincentemente.
En The Empire of Signs, Roland Barthes, explora la dicotomía que existe entre lo animado y lo inanimado en el mundo del Bunraku (como también lo hizo el maestro Takeshi en su magnifica Dolls). En el Bunraku cada marioneta es manejada por 3 operarios, vestidos de negro que son perfectamente visibles por el público, las voces emanan de un Gidayu, ubicado lejos del escenario. Sus personajes parecen humanos y se mueven como tales sin embargo no existe ninguna pretensión de realismo o simulación en estos dramas japoneses. “El bunraku no aspira a animar un objeto inerte para convertir una parte del cuerpo humano en algo vivo, sino que busca una abstracción que apele a los sentidos”.
Desde los primeros compases del cine de animación nipón con la obra de Kachiro Kawamoto, hasta los últimos intentos de alcanzar el hiperrealismo vía efectos CGI como en M@lice Doll, el matrimonio entre los muñecos y la animación ha deambulado siempre sobre ese territorio mágico y sobrenatural que suscita la paradoja de intentar reconciliar la realidad física de su contraparte ideológica u onírica. La obra de Oshii toma este dilema como eje central, Que significa ser humano, que es ser real, nos pregunta, y en realidad son estas dos cuestiones una sola.
La primera parte de Ghost In the shell nos presentaba una visión de una ciudad futura como un organismo humano que mantenía su existencia aprovechándose de los recursos tecnológicos a medida que evolucionaba hacia nuevas metas.
Entonces el sistema de repente comienza a involucionar, se hace consciente de su propia existencia y con esa conciencia surge una necesidad caprichosa de autoinmolarse. Innocence continúa la exploración por estos derroteros, preguntándose que pasaría si esa tecnología no se limitara al entorno y llegara afectar a la misma esencia de lo humano en su meta por conseguir el orden y el control.
Resulta mas que acertada la secuencia de los créditos iniciales que nos muestra el proceso de creación (nacimiento) de una Gynoide, en eso sigue los pasos de su predecesora, y así vemos como una célula experimenta un proceso de mitosis, para dar lugar a distintos órganos estos a su vez se ensamblan poco a poco hasta adquirir el aspecto de un humanoide.
Intercalada en las preocupaciones por la estética de Oshii aparece un tema recurrente en su obra, el de la ciencia como mera abstracción del pensamiento humano. Llevada a sus ultimas consecuencias, la tecnología tiene la habilidad de recrear tanto las funciones como los detalles superficiales del mundo que le rodea, pero en un mundo en el que la economía y la genética emborronan las categorías de amo y sirviente, esos descubrimientos pueden habernos alejado de nuestro camino evolutivo natural de un modo radical, cortando de raíz cualquier cosa que no tenga un propósito finito, cuantificable,o aprensible . ¿Puede algo que no sea reconocido o representado por un ordenador perder su significado? ¿ Pueden las esferas de la espiritualidad y la moralidad quedar confinadas en los fríos márgenes de la lógica de un algoritmo?
Cada paso que avanzamos en esta dirección nos aleja de nuestra condición primigenia, un estado que se define por la ignorancia o mejor aun por la “inocencia”, así parafraseando la publicidad de la película podríamos concluir que Inocencia equivale a vida.
Pretendidamente o no la película de Ridley Scott Blade Runner ya arrojaba luces sobre estos oscuros aspectos de la división entre el hombre y la maquina, como en esta obra la topografía de innocence se nutre de elementos tomados de las mas diversas eras y de las mas diversas fuentes, así el “concierto de aranjuez” del Maestro Rodrigo se transmuta en una balada en tono de blues que destila la esencia melancólica de la película, las extraordinarias localizaciones de la película no son sino oscuros remedos de sus contrapartes reales, o los modelos retro de coches que surcan unas calles futuristas o la decadente mansión victoriana en la que se esconde el pérfido Kim cuyas mohosas bibliotecas y salones parecen sacados de una novela de agatha christie, el guión incluso se nutre de referencias a la primera parte así batou al entrar en su cochambroso apartamento se encuentra con la mirada afectuosa de su perro.
Ciertamente el año 2004 pasará a la historia como uno de los mas prolíficos en el mundo del anime con las obras de Otomo “Steamboy”, Mizayaki “Howling’s moving Castle” y Oshii “Innocence”.
Solo los mas rigurosos no reconocerán la espectacularidad que encierra “innocence” , plena de secuencias mágicas como el ritual de la quema de muñecas (recuerda mucho a las fallas y a la noche de san Juan) o el ataque sugestionado en el 7 eleven, o la visión ralentizada del ataque del Gynoide, y algunas visiones cuasi-dalinianas al final de la película. Asistimos a un salto tecnológico equivalente al que se produjo ente la 1ª y la 2ª parte de TERMINATOR. Sin bien hemos de reconocer que no es la forma más asequible para el público occidental de entrar en el mundo del anime, no proporciona el mismo sentimiento narrativo que otras películas del future noir como The Matrix o la saga de Terminador y cuando alcanza su climax pasa desapercibido arrasado por el espectáculo que le ha precedido.
Si no os engancharon Avalon o la 1ª parte de Ghost In The Shell, probablemente tampoco os conmoverá Innocence.
Oshii nos brinda material más que suficiente para llevarnos a reflexiones mas profundas sobre el futuro de la especie humana, pero radica en la disposición del espectador sacar sus propias conclusiones sobre la película. En ultimo de caso ya sea como un festival para los sentidos o algo que pueda estimular pensamientos mas profundos, la obra merece como mínimo unos cuantos visionados pausados, pues el mundo que nos presenta Oshii es demasiado complejo para asimilarlo de una sola sentada.

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